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Imagen vía: RFEF

La máxima categoría del fútbol sala femenino apareció en España en 1994 organizada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). 26 años después, las futbolistas siguen luchando por un objetivo: ser reconocidas como deportistas profesionales. Más del 80% de las jugadoras de Primera División no tienen contratos profesionales con sus clubes y juegan sin apenas remuneración, pero se les exige dedicar las horas y el sacrificio que conlleva el deporte de élite. Las jugadoras de fútbol sala no se pueden permitir ser solo jugadoras; la mayoría también son trabajadoras y estudiantes que tienen que cuadrar sus días libres y sus vacaciones para poder acudir a entrenamientos y partidos. 

 

En la temporada 2019/20 han competido 16 equipos en la máxima categoría nacional. De todos ellos, solo hay un equipo considerado profesional: PescadosRubén Burela FS.

Los pasos que ha ido dando en los últimos años el fútbol -único deporte femenino con un convenio colectivo vigente- son el camino a seguir, pero cuando hablamos de futsal son muchos más los obstáculos que se presentan. Partimos de la base de que el fútbol sala no está considerado un deporte profesional por Ley, sino una disciplina o variante del fútbol tradicional. Por otro lado, el fútbol es el deporte rey en nuestro país y muchos clubes de la Liga Iberdrola corresponden a la sección femenina de clubes con equipos masculinos que ya parten con grandes estructuras, sumado a patrocinadores y afición que les acompañan. 

 

El caso del fútbol sala es muy distinto. Las futbolistas partieron de cero en un deporte que recientemente está en auge. Por ejemplo, los jugadores de la liga masculina tienen un convenio colectivo vigente desde el 5 de marzo de 2004. Es decir, apenas hace 16 años desde que cuentan con unos derechos. Este acuerdo se creó cuando empezó a existir una vinculación laboral entre los clubes y los deportistas, la dimensión 

Mapa interactivo de los equipos de fútbol sala femenino en Primera División

económica de la competición aumentó con la llegada de grandes patrocinadores y se comenzaba a comercializar con los derechos televisivos.  

 

Al fútbol sala femenino aún le queda camino por recorrer para poder ser considerado profesional bajo la Ley del Deporte, pero se está avanzando. La Asociación de Jugadoras calcula que a día de hoy hay alrededor de 80 jugadoras dadas de alta en la seguridad social en Primera y Segunda División, de las cuales solo de 40 se ha entregado su licencia profesional en la RFEF. Parece una cifra irrisoria si tenemos en consideración que hay 1.078 jugadoras entre estas dos categorías (224 en Primera División y 854 en Segunda, ya que cuenta con cuatro grupos), pero es una cifra esperanzadora porque hace poco ser jugadora de fútbol sala y cotizar por ello era solo una ilusión. 

 

Natalia Orive, presidenta de la Asociación de Jugadoras, piensa que este es el camino a seguir y que se tiene que profesionalizar la imagen que se da del fútbol sala femenino mediáticamente para conseguir afición, porque es la única forma de que llegue un patrocinador fuerte para seguir creciendo.

La federación está teniendo un papel importante dentro del fútbol sala femenino en los últimos dos años, sobre todo en la ayuda a mejorar las condiciones laborales de las jugadoras. Por ejemplo, esta temporada la RFEF destinó 240.000 euros entre los clubes de Primera y Segunda que tuvieran jugadoras inscritas en la seguridad social, con un contrato de trabajo profesional y un salario mínimo de 300 euros. Lo que se traduce en una ayuda de 7.500 euros para los clubes que, al menos, contaran con cuatro jugadoras en situación legal y de 15.000 euros si eran seis las jugadoras dadas de alta (recordamos que las plantillas cuentan con 12 futbolistas).

 

También la federación esta temporada tomó el mando único de las competiciones masculinas y su idea es que a partir de ahora se junten en una misma sede durante el mismo fin de semana algunos torneos -como la Copa del Rey y la Copa de la Reina- para de esta forma darles visibilidad a las jugadoras y animar a los aficionados a ir a los partidos de fútbol sala femenino.

Por otro lado, desde la RFEF se les ha tratado de dar importancia a las jugadoras con actos como el del pasado 8 de marzo, donde justo antes de la final de la Copa de España masculina, las futbolistas de la selección salieron a la pista a leer un manifiesto coincidiendo con el Día de la Mujer

Pero, sin duda, fue el 10 de junio cuando se consiguió uno de los mayores logros hasta el momento. La RFEF declaró la Primera División de fútbol sala femenino una competición profesionalizada tras cambiar sus estatutos, en otras palabras, deja de considerarse fútbol aficionado y se creará un comité donde se incluirán todos los clubes para la gestión de la competición. Y lo más importante: a partir de ahora habrá requisitos sobre la profesionalidad de las jugadoras y cuerpos técnicos y también se tendrán que cumplir unos requisitos económicos como el presupuesto de los clubes, número mínimo de licencias profesionales, salarios para competir, etc. 

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Aunque hay que dejar claro que la profesionalización de la competición no significa ni que las jugadoras sean profesionales, ni que lo sea el deporte. Otorgar esas competencias pertenece al Consejo Superior de Deportes bajo los requisitos que se contemplan en la Ley del Deporte

Esta profesionalización preocupa a algunos clubes que no saben si van a poder hacer frente a los requisitos económicos que se les piden y temen, como consecuencia, perder su plaza en Primera División. Paco Sedano, secretario general del Comité Nacional de Fútbol Sala de la RFEF, avisa que la apuesta de la federación por el fútbol sala femenino es firme y que la idea es incrementar las ayudas que se otorgaron el año pasado, donde los clubes recibieron más de un millón de euros. 

Ahora la RFEF quiere seguir haciendo mejoras sobre todo desde el punto de vista mediático y para la próxima temporada van a aumentar las retransmisiones de partidos tanto en Primera Dvisión, como en Segunda División.

El otro gran paso se dio el año pasado, cuando la UEFA realizó su primer campeonato europeo de carácter oficial, donde la selección española se proclamó campeona tras vencer a Portugal por 4-0 en Gondomar. Con este avance se sumaron a la confederación de Asia en tener competiciones de carácter oficial en fútbol sala femenino. El próximo paso -y el objetivo- es sumar al resto de continentes para que FIFA organice el primer Mundial oficial de fútbol sala femenino.  

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